Crash de 1929
CAUSAS DEL CRASH
El crash de 1929 fue resultado de una burbuja especulativa, cuya génesis se remontaba a 1927. La burbuja se amplificó por el nuevo sistema de crédito para la compra de acciones, que, desde 1926, había permitido Wall Street. Los inversores podían comprar valores con una cobertura de sólo el 10%. El tipo deudor dependía del tipo de interés a corto plazo; la sostenibilidad de este sistema dependía de la diferencia entre la tasa de apreciación de las acciones y las tasas de préstamo. Tras el aumento de los tipos de interés en Abril de 1929, se produjo el primer estancamiento, y muchos inversores se vieron obligados a vender sus títulos para cubrir los préstamos. Esta corriente de ventas desencadenó una reacción en cadena.
ANTES DEL CRASH
La propia economía estaba mostrando signos de debilidad a principios de 1929: por ejemplo, la caída de la producción de automóviles de 622000 vehículos a 416000 entre Marzo y Septiembre. La producción industrial disminuyó en un 7% entre Mayo y Octubre. Esta desaceleración se debía en parte a un fenómeno de asfixia: el capital disponible provenía de la Bolsa y no de la economía "real".
Entre Marzo de 1926 y Octubre de 1929, el precio de las acciones aumentó en un 120%. El 3 de Septiembre, el índice Dow Jones llegó a 381.17 puntos, su nivel más alto desde 1954. El 16 de Octubre, el economista Irving Fisher dijo: "Los precios de las acciones han alcanzado lo que parece una meseta permanentemente alta".
EL CRASH
El 29 de Octubre, Martes Negro, el volumen negociado llegó a los 16,4 millones de acciones. Las teleimpresoras tenían un máximo de dos horas y media de retraso en los precios. El índice Dow Jones perdió otro 12% (230,07 puntos) y las ganancias de un año desaparecieron. John Kenneth Galbraith escribió que fue "uno de los días más devastadores en la historia de Nueva York, y tal vez en la historia de la Bolsa". Winston Churchill, que se encontraba en Nueva York, afirmó haber sido testigo del suicidio de un especulador que se había arrojado por la ventana. El hecho nunca fue confirmado, y es el origen de las leyendas que afirman que muchos especuladores se suicidaron. Las pérdidas fueron de 30 millardos de dólares, diez veces el presupuesto del Estado federal americano y más de lo que los Estados Unidos habían gastado durante la Primera Guerra Mundial.
Entre el 22 de Octubre y el 13 de Noviembre, el índice Dow Jones pasó de 326,51 puntos a 198,69 (-39%), lo que correspondía a una pérdida de 30 millardos de dólares.
DESPUÉS DEL CRASH
En un efecto dominó, el conjunto de la Bolsa se derrumbó, y la caída desde 1930 a 1932 fue superior a la del año 1929. El 8 de Julio de 1932, el Dow Jones cayó a 41,22 puntos, su nivel más bajo desde su creación en 1896.
Entre las caídas más espectaculares, cabe destacar a Goldman Sachs, que pasó de 104 dólares en 1929 a 1,75 en 1932, American Founders Group (sociedad de inversión) de 75 a 0,75, US Steel de 262 dólares a 22, General Motors de 1075 a 40, y General Electric de 1612 a 154 dólares. El Dow Jones perdió en ese intervalo el 89% de su valor. El valor virtual de todos los títulos tuvo unas pérdidas totales de 72 millardos de dólares.
Entre los famosos que más perdieron con el crash estaban: JP Morgan Jr., que perdió entre 20 y 60 millones de dólares, la familia Vanderbilt con 40 millones, la familia Rockefeller que vio evaporarse alrededor del 80% de sus activos, Eddie Cantor con 2 millones en pérdidas, Winston Churchill 500000 y Groucho Marx 240000 dólares.
La pérdida de confianza debida al crash bursátil afectó al consumo y la inversión en los meses siguientes. Los inversores que habían especulado con préstamos no podían pagar, provocando que los bancos limitaran los créditos. Las grandes empresas experimentaban cada vez más dificultades de liquidez. Cuando se producía una quiebra, aumentaba la fragilidad de los bancos. El pánico cundió entre los inversores, que también se apresuraron a retirar su dinero de los bancos. Sin mecanismos de estabilización, los bancos más débiles se vieron devastados por la pérdida de fondos, provocando su quiebra, por lo que el crash se convirtió en una crisis bancaria a partir de 1930.
Los créditos se congelaban, y el consumo, la inversión y la producción seguían disminuyendo, a la par que el desempleo explotaba (de 1,5 millones a 15 millones de parados en 1933). La crisis bancaria se convirtió en crisis económica en 1931.
Las medidas proteccionistas tales como la Ley Arancelaria Smoot-Hawley de 1930, promovieron la propagación de la crisis a todas las economías occidentales a partir de 1931.
Un intento de recuperación de la economía de Estados Unidos se inició con el New Deal (Nuevo Acuerdo) y, en particular, con la Ley de Recuperación Industrial Nacional de 1933, pero se produjo una recaída en 1937. Sólo la entrada de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial a finales de 1941 hizo que el país empezara a recuperarse de manera sostenible gracias a la economía de guerra. Los índices bursátiles no volvieron a valores comparables a los anteriores al crash de 1929 hasta veinticinco años más tarde (el pico del 3 de Septiembre de 1929 se superó el 23 de Noviembre de 1954).