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Crash bursátil (crack en la Bolsa)


Crash bursátil
Crash bursátil de 1929 (click para ampliar)
Un crash bursátil (o crack en Bolsa) es un colapso repentino de las valoraciones de una clase de activos, tales como las acciones en un mercado financiero, que se produce a raíz de órdenes de venta masivas. La caída extrema de los precios de los activos se produce en un corto período de tiempo, como un día o una semana.

El crack bursátil ocurre cuando los precios de los valores en un mercado financiero experimentan una caída significativa y rápida. Este fenómeno suele desencadenarse por una combinación de factores, como la sobrevaloración de activos, la falta de confianza de los inversores y condiciones económicas desfavorables.

Después de un crash suele venir otro, con una ligera recuperación intermedia, y finalmente un ciclo bajista a largo plazo. El crash a menudo proviene de la ruptura de una burbuja.

Sin embargo, puede producirse un crash, incluso sin una burbuja previa, cuando se produce un fuerte temor entre los inversores (por ejemplo, debido a acontecimientos externos como las crisis en otros países) que se van retroalimentando.

La historia nos enseña que los cracks bursátiles a menudo están vinculados a desequilibrios en la economía, burbujas especulativas y factores externos inesperados (conocidos como "cisnes negros"). El análisis retrospectivo revela que la sobreexposición a activos de alto riesgo y la falta de regulación efectiva son factores comunes en estos eventos.

Cuando un crash bursátil ocurre, su impacto se extiende más allá de los mercados financieros. La confianza de los consumidores se ve afectada, las inversiones se reducen y el empleo puede disminuir. Estos eventos pueden incluso desencadenar recesiones económicas a nivel global.

Aunque los crashs suelen estar provocados por un temor exagerado e irracional, no hay manera de evaluar objetivamente si se trata o no de una exageración, o si realmente se está anticipando una profunda recesión económica. Los gobiernos intentan intervenir para evitar un pánico generalizado que podría colapsar no sólo los mercados de valores sino también todo el sistema financiero y productivo.

El término "crash" apareció en las caídas bursátiles de Viena y Berlín en el verano y otoño de 1873. En inglés, el término proviene de "choque" o "accidente" bursátil. Por lo general se refiere a la Bolsa, a diferencia de la crisis económica, cuyo alcance es mucho más amplio. También se puede usar el término "crash" para referirse a un fuerte descenso en otros mercados: crash de bonos, crash inmobiliario, etc.

El crash bursátil más famoso y devastador fue el que se produjo a finales de octubre de 1929, con caídas enormes en el precio de las acciones durante varios días sucesivos, lo que daría lugar posteriormente a lo que se conoce como Gran Depresión. El crack del 29 y la crisis financiera de 2008 son ejemplos notorios de crashes bursátiles que dejaron cicatrices profundas en la economía mundial. En ambos casos, la combinación de especulación excesiva y prácticas financieras arriesgadas condujo a consecuencias desastrosas.

Para evitar cracks bursátiles, es fundamental implementar medidas regulatorias efectivas y fomentar la transparencia en los mercados financieros. En cuanto a la protección individual del patrimonio, la diversificación de carteras y una supervisión adecuada son herramientas esenciales para mitigar el riesgo.